martes, 26 de enero de 2016

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Informe especial: la salud bonaerense en crisis y los desafíos del nuevo gobierno de Vidal

Escrito por Redacción   
Martes, 26 de Enero de 2016 09:25
La flamante gestión bonaerense deberá hacer frente a problemas históricos en la atención sanitaria, que van desde la falta de personal e insumos hasta una infraestructura en crisis. Para eso, puso al frente de la cartera de Salud a una profesional independiente, con la meta del acceso universal a servicios de calidad. Cuáles serán los pasos a dar para encaminar un gigante complejo y lleno de contradicciones. El dengue, el primer gran desafío.
Por Diego Lanese
En marzo del 2015, mientras el hospital El Cruce de Florencio Varela inauguraba un moderno quirófano híbrido, lo que lo posicionó entre los mejores centros asistenciales de Latinoamérica (según un ranking hecho por la revista chilena América Economía), en La Plata se debían suspender las operaciones en el hospital San Martín, porque un desagüe cloacal inundó uno de sus pisos. Los extremos en la salud pública de la provincia de Buenos Aires suelen mostrarse a diario, donde conviven la excelencia profesional con los problemas estructurales, en el sistema sanitaria más grande y complejo del país. El proceso de descentralización, que se vive desde la vuelta a la Democracia, se profundizó en los últimos años, dejando muchos de los servicios esenciales en manos de las comunas.
En 12 años de gobierno, el kirchnerismo tuvo una política similar en materia de salud en suelo bonaerense. El legado de Daniel Scioli en la materia será visto como un puñado de reclamos históricos insatisfechos, en medio de algunas iniciáticas interesantes que en el contexto no terminaron de cuajar, con los UPA-24 a la cabeza. La llegada de un nuevo signo político a la Provincia abrió la puerta a una etapa de reconfiguraciones, que en este mes y medio todavía no terminan de ser visibles. Los antecedentes de Cambiemos en materia sanitaria no son los mejores, y sus primeros pasos mostraron cierta tendencia al achique preocupante.
Si se tiene en cuenta que los hospitales y centros de atención primaria son la única cobertura médica de millones de bonaerenses, los desafíos de la actual gestión son enormes. La nueva ministra prometió mejor acceso a los servicios, con equidad y visión de género. Ejes importantes que un sistema tan desparejo y con tantos contrastes no podrá garantizar sin profundos cambios en su funcionamiento.

Nuevo equipo

La llegada de la flamante ministra de Salud bonaerense Zulma Ortiz a su cargo estuvo marcada por la discusión política interna. En un primer momento, la gobernadora María Eugenia Vidal tenía un compromiso con sus socios radicales para entregar el manejo de la cartera sanitaria a la UCR, algo que finalmente no sucedió. En su momento, los candidatos fueron al menos tres: el ex diputado provincial Luis Blanco, apadrinado por el vicegobernador Daniel Salvador, Claudio Pérez Irigoyen, ex candidato a intendente platense y otro ex diputado, Alejandro Armendáriz. Las peleas entre referentes del centenario partido para colocar a sus candidatos  desalentó a Vidal, que decidió cortar por lo sano y buscar por otros lugares su encargada de la salud.
Se decidió por Ortiz, una epidemióloga de larga trayectoria, que trabajó en UNICEF Argentina y que cuenta con mucho prestigio entre sus pares. “Es un cuadro técnico, una profesional muy bien formada pero con poca experiencia en el campo”, le confesó una fuente sanitaria a  Política del Sur. Ortiz ya integró la estructura de salud pública argentina –en el Ministerio de Salud nacional -, es médica reumatóloga, y tiene un Master en Epidemiología, Gestión y Políticas de Salud en la Universidad Nacional de Lanus (UNLa), y otro en Epidemiología Clínica e Investigación en Servicios de Salud en la Universidad de Ottawa, Canadá.
Con ella llegó un equipo de funcionarios independientes y otro aportado por el PRO y sus aliados, como el jefe de Gabinete del Ministerio, Roberto Chuit (ex ministro de Salud de Córdoba durante la gestión de José Manuel de la Sota). En los cargos de segunda y tercera línea, la variedad es mucha. “Hay de todo: gente de carrera, funcionarios de Daniel Scioli que se quedaron y mucha gente con experiencia que hace caminar al ministerio”, agregó la misma fuente sanitaria.
El desafío de la nueva gestión es grande: una de las deudas de la provincia de Buenos Aires es el servicio de salud, plagado de inconvenientes. En su primera declaración pública, Ortiz aseguró que los pilares de su gestión se basarán “en un enfoque de derechos, equidad y visión de género”.  “Trabajaremos para mejorar las condiciones, el ambiente y los vínculos de trabajo porque es la mejor manera de garantizar la seguridad en la atención”, sostuvo la ministra, en una reunión con los 78 directores de hospitales de la Provincia, donde ratificó sus cargos por el momento. Sin embargo, con el correr de los días comenzaron los relevos, como ocurre en el hospital Evita de Lanús.
Además, desde la cartera sanitaria adelantan que uno de los ejes de Ortiz será trabajar con los Municipios, de forma directa, para implementar sus políticas en materia de salud. Por eso, la ministra ya estuvo en varios distritos del conurbano, como Florencio Varela, La Matanza y Lanús. En este último, además de tratar la problemática del dengue (ver recuadro), se insistió con su idea de accesibilidad. “Compartimos la misma visión: para nosotros es prioritario trabajar para garantizar la cobertura y el acceso universal a los servicios de salud”, expresó Ortiz luego del encuentro junto al intendente local Néstor Grindetti y su secretario de Salud Andrés Scarsi.

En la trinchera

Cada día, miles de médicos enfermeras y personal de diversas áreas afronta a difícil tarea de curar en la provincia de Buenos Aires. Lo hace con vocación, y no mucho más. Desde hace tiempo, el gremio CICOP se viene quejando de la falta de inversión en la salud, que generó problemas estructurales en el sistema. El cambio de gobierno abre una perspectiva, según su mirada, sin demasiada certeza sobre su rumbo. “Tenemos bastante incertidumbre, a 40 días del nuevo gobierno no tuvimos oportunidad de hablar con la ministra de Salud (1), tuvimos reuniones con su jefe de Gabinete, donde se perfilaron algunos temas, pero hay incertidumbre”, afirmó el titular del gremio médico Fernando Corsiglia. En diálogo con Política del Sur, el dirigente aseguró que su intensión es “conocer es un poco hacia dónde va a rumbear la política de salud, y cómo van a abordar la grave crisis del sistema de salud, en lo que hace a recursos humanos, infraestructura y cuestiones de violencia”.
Para la CICOP, hay cuatro  puntos claves para tratar de manera urgente en la actual gestión: la falta de personal, la cuestión edilicia, los insumos y la inseguridad dentro de los establecimientos. “Los temas centrales son recursos humanos del sector profesional, con una clara manifestación en el sector materno-infantil; infraestructura, con gran cantidad de hospitales en muy malas condiciones, hay lugares que son inhabitables; insumos y aparatología, que hoy se plantea en faltante de medicamentos para los internados; y las repetidas situaciones de violencia, que provocan agresiones, resultantes de la falta de personal y la deficiencia de la estructura”, explicitó Corsiglia.
En este contexto, el dirigente sindical ve difícil que se puedan cumplir las metas de acceso a servicios que plantea la ministra, aunque dejó la puerta abierta a un cambio de rumbo. “Somos defensores a ultranza del sistema público, de su acceso gratuito a servicios de calidad, esperemos que se pueda ir en esa línea. Lo que sucede hoy es que cada vez más capas de la población concurren a los centros públicos, y estamos teniendo dificultades para dar respuesta, por falta de personal y elementos de trabajo”, dijo.
Desde hace años, CICOP pelea por estos reclamos ya históricos, y durante la gestión de Daniel Scioli fue el gremio que más paros realizó, por lo menos en la última epata. En 12 años, no hubo un hospital que no sufriera las consecuencias de un sistema jaqueado. Una situación que se mantiene, y que suma nuevos conflictos en estos 40 días de gobierno de Cambiemos. Así, en este tiempo, el servicio de neonatología del hospital Pedro Fiorito de Avellaneda está cerrado por falta de personal. En el hospital de Niños de La Plata estuvo un tiempo cerrada la sala de recuperación cardiovascular, por la misma razón. En el hospital Eva Perón de San Martín no funciona el grupo electrógeno y cada corte de luz deja prácticamente cerrado el nosocomio, en el San Martín de la capital provincial los médicos se quejan de los constantes ataques y robos, además de las malas condiciones del edificio, y en el Bocalandro de Tres de febrero se cerró pediatría. Pequeño muestrario de la realidad de la salud que parece no haberse enterado del cambio de gobierno.

De cara al futuro

En medio de este panorama, millones de bonaerenses pasan todos los días por el sistema público. Hasta el momento, más allá de las declaraciones de principio, la nueva gestión no dio demasiados indicios de cuál será su horizonte. Si tomamos lo que hizo el PRO en Ciudad de Buenos Aires, aparecen algunas amenazas, como el achicamiento de algunos servicios, o la centralización de compras de insumos, que en suelo porteño le abrió la puerta a un gran negocio a las farmacéuticas, pero no mejoró la atención de los pacientes. El rechazo del macrismo a la producción pública de medicamentos –ley vetada por el entonces jefe de Gobierno Mauricio Macri en 2008 –pone en duda que será del futuro del Instituto Biológico Tomás Perón, el laboratorio estatal bonaerense.
Por el momento, la cartera sanitaria inició un plan de recorte de gastos, que hasta ahora no derivó en despidos masivos. Con la firma de Pablo Atchabahian, subsecretario Administrativo, circula en estos días una circular en las dependencias de la cartera sanitaria que pone fin a viáticos y horas extras, a menos que  estén “expresamente autorizados”. “En todos los casos se informa que las autorizaciones de viáticos y horas extras deberán contar con la expresa conformidad del subsecretario del área pertinente”, dice la circular, a la que tuvo acceso Política del Sur. De esta forma, se inicia un recorte encubierto, ya que en muchos casos el pago de estos ítems servía para compensar los salarios bajos de los empleados. Esta política todavía no derivo en despidos masivos en el sector, que entrarían en contradicción respecto de los pedidos de CICOP de mayor personal.
El futuro de la salud tendrá mucho que ver con el manejo de un presupuesto que en materia nominal evolucionó, pero que en porcentaje del PBI provincial viene cayendo de manera sostenida en los últimos años, y que los números proyectados por el gobierno de Vidal no cambió la tendencia. El área de salud recibirá este año 6,36 de los recursos, similar a lo que ocurría en la gestión de Scioli. “Este gobierno aprobó el presupuesto para el 2016 con valores para salud absolutamente iguales a los de la gestión anterior. Se lo mencionamos a Vidal en diciembre, y ella reconoció que repitieron el esquema del gobierno anterior, y que lo podía solucionarlo readjudicando partidas”, sostuvo Corsiglia desde la CICOP. Lo cierto es que el gremio considera que con ese porcentaje, “se está lejos de lo necesario para abordar la salud de los bonaerense”.

Radiografía de un gigante

Por su extensión y complejidad, el sistema sanitario bonaerense es el más importante del país. A lo largo de la historia sufrió una serie de modificaciones, de la mano de lo que sucedía a nivel nacional. Fue en el primer peronismo donde por primera vez se nacionalizó la salud en el país, con la figura de Ramón Carrillo. El golpe contra Juan Domingo Perón de 1955 devolvió a las provincias (entre ellas Buenos Aires), el manejo de su salud. Así, cada gobierno democrático reincorporó a la órbita nacional la atención, y cada dictadura la provincializó. Pero en 1983, Raúl Alfonsín decidió sacar a la Nación del manejo de la salud, y así quedó hasta nuestros días.
A partir de esto, se comenzó a moldear el actual esquema, que de la mano de las diferencias sociales se ha vuelto muy heterodoxo. La descentralización hacia los municipios operó en este sentido, profundizando las diferencias. Como explican Magdalena Chiara, Mercedes Di Virgilio y Ana Ariovich en su trabajo La coparticipación provincial por salud en el Gran Buenos Aires: reflexiones en torno a la política local, “la descentralización de la salud en la provincia de Buenos Aires operó sobre un punto de partida institucionalmente débil y heterogéneo en los municipios y, en su devenir, fueron resolviéndose de modo distinto los problemas, configurando así espacios de producción de política sanitaria con atributos muy diferentes”.
Hoy, el sistema cuenta con 27.553 camas en el sector público (todo el sistema de atención suma 47.451 camas), en un total de 360 establecimientos de internación. Aquí juega un rol muy importante el sector municipal, que suma 284 lugares de atención e internación del total de la Provincia, además de 2002 centros de atención primaria para la salud (CAPS).
En materia de recursos humanos, según datos del Ministerio de salud a los que tuvo acceso Política del Sur, en total el sistema público tiene 44.348 agentes de salud, entre médicos y otros profesionales. Además, cuenta con 18.261 enfermeros o auxiliares de enfermería, lo que da un promedio de 0,7 por camas disponibles. Otro dato a tener en cuenta es el promedio de enfermeras cada 100 mil habitantes: 124,2.
En el año 2013 se superó por primera vez las 60 millones de consultas en el sector público. Según los datos, ese año se realizaron 62.563.885, la cifra más alta hasta el momento. La gran mayoría se dio en establecimiento municipales (51.781.166). Esto hace que cada persona sin cobertura médica realizó al menos 2,6 consultas ese año en el sistema estatal. Ese mismo año, se produjeron casi un millón de internaciones (948.360), con un promedio de duración superior a la semana (7,5 días).
En 2014 –últimos datos disponibles –la provincia de Buenos Aires tuvo una mortalidad infantil de 10,4 fallecimientos cada mil nacimientos. Fue la más baja de su historia. En este contexto, la Región Sanitaria VI, que nuclea a los distritos del sur del conurbano, tuvo la más alta tasa: 11,3. Avellaneda, con 13,4, fue el distrito de peor promedio.

Alerta dengue

A mediados de enero, al menos unas 15 provincias argentinas registraron casos de dengue, la enfermedad infecciosa trasmitida por el mosquito Aedes aegypti. La gran mayoría de los contagios se dieron en personas que viajaron a zonas endémicas, como Brasil y Paraguay, pero en estos momentos provincias como Misiones o Formosa registran circulación viral, es decir, presencia de mosquitos infectados con el virus de la enfermedad. La semana pasada, Buenos Aires se sumó a la lista, lo que representa uno de los primeros desafíos de las nuevas autoridades sanitarias bonaerenses.
Hasta el momento, el parte de la cartera de salud confirmó unos 27 casos, pero a medida que pasan los días la lista se agranda. De ellos, al menos tres son autóctonos, es decir, se dieron en personas que no viajaron a zonas con circulación viral. Esto confirma que el virus está en la Provincia.
Los tres casos autóctonos se confirmaron en la localidad de Quilmes, lo que puso a las autoridades en alerta sanitaria. Además, hubo un caso importado en Lanús, según los dichos del titular de la secretaria de Salud local, Andrés Scarsi. “El caso de dengue que se encontró en el distrito es de Formosa y vino de visita, la paciente fue atendida, está estable, con controles y sus familiares están bien. No hay virus circulante en el Municipio”, sostuvo Scarsi en diálogo con el programa radial Política Del Sur (AM 1470, Radio Cadena).
Pese a esto, el funcionario se reunió con la ministra de Salud provincial Zulma Ortiz para desplegar un plan preventivo contra el dengue. “El intendente se está ocupando de manera personal, la idea es estar cerca de los vecinos como lo necesita el distrito”, agregó.
Ante el avance del dengue, Ortiz convocó a los secretarios de Salud de los 135 municipios, para llevar adelante un plan de contención conjunto, y no se descarta declarar el “alerta roja” por la situación.
Por su parte, desde CICOP se mostraron en alerta. “Los médicos estamos preocupados, es un problema más que tenemos, lo que se necesitan son recursos y estructura para atender a la población. Nos pone ante un desafío, esperemos que el gobierno tenga la dimensión de este problema en particular y de cómo está la salud pública en general”, le dijo a Política del Sur Fernando Corsiglia, titular del gremio médico. El dirigente valoró hasta el momento el accionar de la cartera de salud, que busca erradicar al mosquito trasmisor.

1-Nota del editor: CICOP se reunió con la Ministra Ortiz el miércoles 20 de enero. La entrevista para esta nota fue realizada previa a este encuentro.

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